Casual y con fortuna me encuentro en un postcast radiofónico con el viejo Maestro José María Arranz, "El cura Pepe" siempre para nosotros. La misma fuerza reconocible en su voz de hombre de Bien, de hombre de Paz. La misma determinación en su categoría moral, nunca negociable. Todos somos "hombres de Dios", sólo algunos pocos dan un paso de Consciencia y pasan a ser "Hombres en Dios". El mundo está un poco menos perdido con vosotros, sois la esperanza para que quizás, alguno de vuestros hermanos pueda trascender ese corazón cautivo de los hombres, que sólo espera ya la "felicitación del amo ante la injusta administración".
Casual y con fortuna me encuentro en un postcast radiofónico con el viejo Maestro José María Arranz, "El cura Pepe" siempre para nosotros.
ResponderEliminarLa misma fuerza reconocible en su voz de hombre de Bien, de hombre de Paz. La misma determinación en su categoría moral, nunca negociable.
Todos somos "hombres de Dios", sólo algunos pocos dan un paso de Consciencia y pasan a ser "Hombres en Dios".
El mundo está un poco menos perdido con vosotros, sois la esperanza para que quizás, alguno de vuestros hermanos pueda trascender ese corazón cautivo de los hombres, que sólo espera ya la "felicitación del amo ante la injusta administración".
Un abrazo querido Pepe.